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¿Qué es un resumen?

Un resumen es un texto expositivo breve que sintetiza las ideas de otro producto (un libro, una película, un artículo académico, una conferencia o exposición oral, etc.). Profundicemos en cada uno de los elementos de esta definición, enfocándonos en resúmenes hechos a partir de textos:

  • Un resumen es un texto expositivo. En un resumen, a diferencia de lo que ocurre en textos valorativos o argumentativos, no se asume una posición, ni se emite un juicio crítico, ni se sustenta una tesis con respecto a aquello sobre lo cual se escribe. En contraposición, en un resumen solo se presentan y se exponen las ideas del escrito que allí se sintetiza.
  • Un resumen es un texto breve. Los resúmenes se caracterizan por ser concisos, es decir, por presentar y desarrollar sus ideas de forma sintética y directa. Esto implica que un resumen omite la mención de aspectos accesorios del texto en el cual se enfoca, mientras que se concentra en dar cuenta de su estructura general y sus ideas (principales y secundarias) más relevantes.
  • Un resumen sintetiza las ideas de otro producto. Esto implica la capacidad de identificar y organizar, desde el proceso de lectura, las ideas principales y secundarias que serán resumidas. Con esto, se busca que el resumen sea coherente con el texto original, tanto en representar sus ideas fielmente como en organizarlas de manera clara, articulada y abreviada.

Vale la pena mencionar que en la elaboración del resumen de un texto las habilidades de lectura, escritura y síntesis están estrechamente interconectadas. Por una parte, identificar ideas sin sintetizarlas ni conectarlas correctamente en la escritura puede convertir el resumen en un texto hecho de fragmentos aleatorios y desarticulados de otro escrito. Por otra parte, escribir el resumen sin haber identificado y sintetizado correctamente las ideas hará que este no sea un reflejo adecuado del producto original. Finalmente, escribir sin sintetizar adecuadamente las ideas de la lectura puede hacer que nuestro resumen sea demasiado extenso, pues incluirá información que no es relevante. En este sentido, necesitamos habilidades en los tres aspectos para conseguir un resumen correctamente elaborado.

¿Qué es un resumen?

¿Para qué sirve un resumen?

Los resúmenes pueden aparecer en nuestras vidas personales, académicas y profesionales de muchas maneras. Podemos resumir al relatar una anécdota en una conversación informal, al sintetizar nuestra experiencia laboral en una entrevista de trabajo o al presentar el balance de un proyecto ante nuestros profesores, jefes o colegas. No obstante, en el ámbito académico hay dos usos del resumen que conviene destacar:

  1. Abstract
    Este es un tipo de resumen muy corto (por lo general de un solo párrafo, que no supera las 500 palabras) que aparece al inicio de los artículos académicos. El abstract opera a menudo como la carta de presentación de los artículos académicos, pues da cuenta del tema, el propósito, la estructura del texto y las ideas más relevantes de cada una de las secciones que lo componen. En este recurso no se abordará este tipo de resumen. Sin embargo, para conocer pautas sobre cómo formularlo, lo invitamos a consultar el recurso Escritura del resumen o abstract en LEO.
  2. Resumen de textos académicos
    Dadas las habilidades de lectura, escritura y síntesis que podemos poner en práctica al resumir, hacer este ejercicio con textos académicos (libros, capítulos y artículos) es una práctica útil para los estudiantes y apreciada por los profesores. Así, los resúmenes de textos académicos pueden servir para fomentar y corroborar la adecuada comprensión de una lectura, para registrar y recopilar el contenido de los materiales que se consultan como parte de una investigación o para sintetizar los insumos que servirán como base de una presentación oral. Este es el tipo de resúmenes en el que nos enfocaremos en este recurso.
¿Para qué sirve un resumen?

¿Cómo leer para un resumen?

Sin importar el tipo de texto que vayamos a realizar, es fundamental ser conscientes de que una sola lectura no basta, pues la lectura de textos académicos requiere un análisis profundo que no es fácil de alcanzar en un primer acercamiento. Por eso, le invitamos a consultar la Guía general de lectura de textos académicos de LEO para ahondar en este proceso y en los pasos que se deben tener en cuenta en una revisión preliminar, una primera lectura y una relectura o análisis de un texto. Para el caso del resumen, la lectura deberá enfocarse en identificar y comprender la idea principal y las ideas secundarias, así como la manera en la que se relacionan y están organizadas. Tenga en cuenta estas recomendaciones, además de la guía de lectura, para que el proceso sea fácil y productivo:

  • Los textos académicos tienen elementos tales como títulos, subtítulos, títulos de secciones o capítulos, gráficas, tablas, etc. Estos elementos se conocen como paratextos y pueden ser muy útiles a la hora de hacer un resumen, pues nos dan claves para identificar el tema y la idea principal de la lectura. Para identificarlos, piense en preguntas como estas al hacer la exploración inicial del texto: ¿cuál es el título del escrito? ¿Tiene subtítulos, secciones, apartados, imágenes, tablas, gráficas, etc.? ¿Cómo se relacionan estos paratextos entre sí? ¿Qué nos indican los paratextos sobre el posible tema y la idea principal de la lectura?
  • Algunos textos incluyen una sección de palabras clave que resultan útiles para establecer conexiones entre ideas importantes que podemos identificar. Si el texto no las tiene, usted puede crear una lista de palabras que se repitan constantemente y que considere vitales para comprender el texto.
  • Un buen número de textos académicos son de carácter argumentativo, pues se estructuran en torno a una tesis que los autores defienden por medio de argumentos. En dichos casos, la tesis constituye la idea principal del texto, mientras que los argumentos son las ideas secundarias. En el recurso ¿Cómo identificar la tesis de un texto argumentativo? usted encontrará pautas de lectura que le permitirán reconocer estos elementos, que conforman la columna vertebral de este tipo de escritos.
  • Use estrategias para anotar la lectura (como el subrayado, el resaltado o la toma de notas al margen), de manera que se le facilite identificar y registrar ideas principales y secundarias, conceptos clave, términos que no comprende, ejemplos, argumentos, títulos, subtítulos, etc. Implemente dentro de esta estrategia algún sistema de convenciones (tales como colores, formas, viñetas, etc.) que le permita señalar y clasificar los elementos mencionados. Para obtener pautas precisas sobre este proceso, le sugerimos consultar nuestro recurso ¿cómo anotar un texto?
  • Identifique la estructura del texto (introducción, desarrollo y conclusiones) y establezca qué planteamientos se presentan y elaboran en cada una de sus secciones. Recomendamos complementar este ejercicio mediante la creación de un diagrama o esquema de la lectura que dé cuenta de dichos elementos. Esto le puede ayudar a organizar efectivamente su resumen y a mantener el hilo conductor propuesto por el autor en el texto original.
¿Cómo leer para un resumen?

¿Cómo planear un resumen?

Una vez que la información ha sido identificada y comprendida, es hora de seleccionarla y organizarla para poder empezar a escribir nuestro resumen. La planeación es fundamental para la redacción de cualquier tipo de texto. Por eso, presentamos a continuación recomendaciones para formular el plan de escritura de un resumen.

  1. Es probable que en el proceso de lectura hayamos identificado una gran cantidad de ideas que juzgamos relevantes. Ahora bien, en la fase de planeación es necesario hacer una segunda selección de ideas que filtre, depure y refine el conjunto que inicialmente definimos. Dos criterios que se pueden considerar para este fin son:

  • Suprimir ideas repetidas
    Es común hallar, dentro de un mismo texto, ideas que se reiteran. A menudo, dichas ideas se ubican en distintos lugares del escrito, se formulan de formas ligeramente diferentes y cumplen con diversos propósitos. Por ejemplo, un autor puede enunciar una determinada idea en la introducción de su texto y luego puede retomarla y elaborarla en el desarrollo del mismo. Aunque ambas versiones de la misma idea puedan ser útiles, para los fines de la escritura del resumen conviene elegir solo una de ellas (la más robusta, la más específica o la que mejor se ajuste a la tarea de reconstruir el contenido del texto original).
  • Obviar ejemplos, anécdotas o información accesoria
    Recordemos que el propósito de un resumen es sintetizar la información de una fuente original. En este sentido, puede que dentro del texto base el autor se sirva de ejemplos, anécdotas o detalles útiles para exponer y desarrollar sus ideas. Sin embargo, dichos elementos son menores con respecto a los planteamientos centrales y, por ende, no deberían incluirse en la construcción del resumen.
  1. Aunque tengamos en cuenta los criterios anteriores, todavía es posible que tengamos muchas ideas en nuestras manos para hacer el plan. Esto no es negativo; al contrario, en la fase de planeación es deseable tener más información disponible de la que finalmente se usará en el resumen final. Esto nos permitirá tener un panorama más amplio cuando pasemos a la fase de escritura, y también nos dará herramientas para reaccionar a tiempo en caso de que surjan dificultades cuando empecemos a escribir.
  2. Uno de los aspectos en los que más ayuda un plan de texto es la organización de los contenidos. Si tenemos ideas dispersas por todas partes, seremos incapaces de ver las relaciones entre ellas, ni siquiera sabremos a qué parte del texto pertenece cada una y podremos caer en incoherencias, saltos abruptos, repeticiones y muchos otros errores en nuestro texto final. Esquematizar y jerarquizar las ideas que hemos identificado nos permitirá aplicar la comprensión lectora a la reconstrucción del texto original. Dicho proceso se asemeja a armar un rompecabezas: la foto de la caja es el texto fuente y las piezas son cada una de las ideas que hemos identificado. Nuestro resumen tiene que formar, a partir de esas piezas, la misma imagen que tiene la caja del rompecabezas. Así, no identificar ni organizar de forma adecuada las piezas que conforman el texto original puede llevar a que reconstruyamos su contenido incorrectamente.
  3. Así como al armar rompecabezas hay personas que prefieren organizar sus fichas por colores, formas, tamaños, tipos de bordes, etc., las ideas de un texto también pueden ser organizadas y jerarquizadas de diferentes maneras: mediante enumeraciones, en orden cronológico, a través de relaciones de causas y efectos, etc. Estas organizaciones nos ayudan a ver conexiones y jerarquías que nos permitirán escribir un resumen coherente y cohesionado, así que es importante tenerlas en cuenta atendiendo siempre al propósito del autor del texto fuente.
  4. Finalmente, algunas personas prefieren armar sus rompecabezas empezando por los bordes, otras prefieren empezar de derecha a izquierda o de arriba hacia abajo, otras prefieren hacerlo por zonas, etc. Para los planes también hay muchos formatos útiles que podemos usar: mapas conceptuales, diagramas de flujo, esquemas, listas, etc. Así mismo, hay muchas herramientas tecnológicas que nos pueden ayudar a hacer esa planeación. Lo importante a la hora de escoger la manera de hacer nuestro plan es que sea un método con el que nos sintamos a gusto y que podamos implementar cotidianamente en nuestra escritura. Los planes no son una tarea exclusiva de un curso o de un tipo de texto, son herramientas que nos ayudan a mejorar nuestra escritura lo largo de nuestras vidas académicas, personales y profesionales.
¿Cómo planear un resumen?

¿Cómo escribir un resumen?

Las jerarquización de ideas hecha en el plan de texto es un insumo fundamental para empezar a escribir el resumen. Es importante comenzar a utilizar el plan para saber qué va a escribir. Sin embargo, aun con una clara identificación de las ideas de la fuente original en el proceso de lectura y un excelente plan de texto en el proceso de planeación, el síndrome de la página en blanco puede afectar el inicio de nuestro trabajo. El temor a la hoja en blanco puede suscitar preguntas como: ¿por dónde empiezo? ¿Qué partes componen un resumen? ¿Qué debe ir en cada parte? ¿Cómo conecto cada oración o cada párrafo para que mi texto tenga sentido? Estas y otras preguntas pueden frenar nuestro progreso. Ahora bien, aunque no hay una fórmula infalible ni un procedimiento específico para escribir un resumen, podemos considerar algunos puntos básicos que nos ayudarán a superar este bloqueo:

  1. ¿Cómo se reconstruye la información del texto original?

Las pautas exploradas hasta ahora nos permiten identificar y organizar las ideas de la lectura, pero ahora debemos escribir un texto a partir de ellas. La clave en este proceso de escritura será sintetizar. La síntesis puede hacerse de varias maneras, dependiendo de las instrucciones dadas por el profesor y del tipo de texto que se está resumiendo. Sin embargo, existen dos formas principales de sintetizar la información, asociadas a dos maneras de hacer uso del material resumido: el parafraseo y el uso de citas directas.

  1. Parafraseo
    Esta técnica consiste en reformular fiel y precisamente ideas ajenas, mediante el uso de palabras propias. De este modo, el parafraseo permite reducir grandes fragmentos de texto a apartados más breves que transmitan, en todo caso, las mismas ideas que la fuente original. Veamos cómo esto ocurre en el siguiente ejemplo. Inicialmente, se presenta el texto original y luego, la versión resumida mediante el parafraseo.
Versión original:

En 1904, José Carulla Vidal, un joven catalán, atravesó el océano y desembarcó en el puerto de Barranquilla con la ilusión de hacer fortuna. Como él, muchos otros españoles optaron a principios del siglo XX por migrar a varios países latinoamericanos, para escapar de la crisis económica en la que estaba inmerso su país. Para aquel momento, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, las últimas colonias españolas de ultramar, se independizaron, y con ello, España perdió sus antiguos mercados monopolísticos de textiles, licores e hierro. Aunque la mayoría de migrantes prefirió otros destinos comerciales, Carulla Vidal se decidió por Colombia, pues su proyecto era la exportación de productos tropicales a Europa como café, quina, caucho, tabaco y cuero, por lo que este país se presentaba como un escenario propicio para tal empresa. A esto se sumaba el impulso al comercio agroexportador, a la industrialización y a la inversión extranjera, que el entonces presidente Rafael Reyes presentaba entre su plan de gobierno, a través del acceso a créditos y la mejora en los transportes. En Barranquilla, Carulla Vidal, junto con otros extranjeros, creó una pequeña sociedad para administrar la exportación de estos productos hacia Europa, pero pronto se dio cuenta de que el mejor negocio en Colombia era atender el mercado interno. Por ello, al año siguiente inició su viaje por el río Magdalena hasta que llegó a Bogotá, y allí abrió un establecimiento cerca de la Estación del Tren de la Sabana, con el nombre de Carulla & Cía S. A., para vender mercancías europeas de lujo a los bogotanos acomodados, tales como tabacos holandeses, galletas inglesas y almendras italianas.

Fragmento tomado de Aristizábal (2017).

Versión resumida:

A principios del siglo XIX, ante la crisis económica de su país, comerciantes españoles como Carulla Vidal decidieron emigrar a países latinoamericanos con la idea de exportar productos a Europa. Pese a esto, Carulla Vidal notó que dedicarse al mercado interno podría constituir una mejor oportunidad de negocio. Por este motivo, dicho empresario inauguró establecimientos de comercio en Colombia.

En este ejemplo de paráfrasis se decidió omitir algunos ejemplos y datos que no resultan relevantes para expresar las ideas más importantes del fragmento, como la mención de productos que se exportaban o que se vendían, así como las razones políticas por las cuales Colombia era un buen destino para estos inmigrantes. No obstante, en la versión resumida se presenta sintéticamente la idea principal del fragmento original. Para obtener recomendaciones más precisas sobre cómo llevar a cabo el parafraseo, sugerimos consultar nuestra guía ¿Cómo y por qué parafrasear?

  1. Uso de citas directas
    Si bien es cierto que en un resumen se sobreentiende que todo el contenido remite a ideas de otro autor, es posible que en ocasiones sea necesario usar citas directas para dar cuenta de ciertos planteamientos. En estos casos, es importante que usted siga las reglas de citación del formato que le corresponda y que integre las citas adecuadamente dentro del resumen. Veamos un resumen del mismo ejemplo anterior, pero esta vez usando una cita directa.
Versión resumida:

A principios del siglo XIX, ante la crisis económica de su país, comerciantes españoles como Carulla Vidal decidieron emigrar a países latinoamericanos con la idea de exportar productos a Europa; sin embargo, algunos decidieron establecerse en los países a los que llegaron al ver allí una oportunidad de diversificar su idea de negocio. Por ejemplo: “En Barranquilla, Carulla Vidal, junto con otros extranjeros, creó una pequeña sociedad para administrar la exportación de estos productos hacia Europa, pero pronto se dio cuenta de que el mejor negocio en Colombia era atender el mercado interno” (Aristizábal, 2017, p. 144).

Como se habrá podido notar, los dos resúmenes son iguales en lo esencial: transmitir la idea del texto fuente de manera sintética. Es posible que el parafraseo permita algo más de capacidad sintética y de maleabilidad con las ideas, por lo que puede considerarlo si el resumen es muy corto; no obstante, las citas directas pueden resultar útiles y su uso dependerá del contexto específico y de las instrucciones dadas para el resumen que esté elaborando. Para más información sobre cómo elegir e incorporar citas en un texto, recomendamos nuestra guía Uso de fuentes en la escritura académica.

  1. ¿Cómo organizar las ideas en un resumen?

No es posible ofrecer una plantilla única que se adecúe a cualquier resumen, pues estos pueden variar mucho. Hay resúmenes de un solo párrafo, de muchos párrafos, resúmenes que requieren mayor detalle en algunas ideas, resúmenes más generales que solo requieren las ideas más importantes, resúmenes de productos extensos como libros, resúmenes de artículos de pocas páginas, etc. Sin embargo, hay cinco partes fundamentales que se pueden adecuar a todo tipo de resumen y que solo variarán en su extensión y en la cantidad de detalle que cada persona quiera o necesite incluir:

  1. Título
    Es usual que los resúmenes tengan el mismo título del producto que están resumiendo. En ocasiones se acostumbra a añadir “Resumen de…” acompañado del título original. No es usual crear títulos novedosos, aunque esto puede depender de las instrucciones dadas por el profesor. Tampoco es usual, ni recomendable, que el título sea simplemente la palabra “Resumen”.

  2. Introducción
    Ya sea que el resumen sea de un solo párrafo o de varios, es deseable inaugurarlo con una introducción en la que se mencionen datos básicos como: título del producto resumido, nombre completo del autor o autora, fecha de publicación, tema del texto y tesis o idea principal del mismo. En el caso de artículos, también se puede mencionar la revista o el libro en el que fueron publicados, si se considera necesario. La introducción también puede ser útil para mencionar brevemente la manera en la que se organizará la información en el resumen; por ejemplo: El artículo [título] de [autor/autora] publicado en [fecha] trata acerca de [tema] y sostiene que [tesis]. El artículo está dividido en [número de secciones/subtítulos/partes]. De acuerdo con esto, en la primera sección de este resumen se explica [idea sección]. Luego, en la segunda se aborda [idea sección]. Y, por último, en la tercera sección se expone [idea sección]. El texto cierra con [idea de la conclusión].

  3. Desarrollo 
    Una vez mencionada la tesis o la idea principal del texto original en la introducción, el cuerpo del resumen deberá dedicarse a la ampliación y desarrollo de esta idea a través de las ideas secundarias que la explican y la sustentan. Así, es recomendable plantear y desarrollar una idea secundaria del texto original por cada párrafo de desarrollo del resumen. En esta parte es fundamental la organización y la correcta conexión de nuestros párrafos y oraciones. Concretamente, debemos buscar que no haya desconexiones entre las ideas de nuestro escrito ni saltos abruptos que hagan perder el hilo conductor que proponía el texto original. Para evitar esta circunstancia, le recomendamos tener en cuenta los recursos sobre el párrafo, la oración y conectores discursivos.

  4. Conclusión
    Todos los textos académicos, incluidos los resúmenes, otorgan un espacio a la presentación de sus conclusiones. Tenga en cuenta que la conclusión de un resumen no debe incluir opiniones, juicios críticos o posturas con respecto al texto original. Al contrario, la conclusión de un resumen debería enfocarse en recapitular brevemente las ideas expuestas a lo largo del mismo y dar cuenta de lo que el autor de la fuente original concluye en su propio escrito. En el ámbito académico, es habitual que los autores concluyan sus textos mencionando preguntas abiertas para futuras investigaciones, limitaciones de sus propios estudios y contribuciones de sus trabajos a campos disciplinares específicos. La conclusión de un resumen debería dar cuenta de estos elementos, de modo abreviado y sintético.

  5. Referencias o bibliografía: aunque ya hayamos mencionado algunos datos bibliográficos del texto base en la introducción, al final del resumen se debe presentar la bibliografía completa para que los lectores puedan remitirse a la fuente original. La editorial, la traducción, el número de páginas, la edición, entre otros, son datos que se proporcionan en la bibliografía y que permiten ubicar el texto fuente de manera precisa. Recuerde siempre tener en cuenta el formato de citación y referencias que está usando para hacer la bibliografía correctamente. Le recomendamos tener en cuenta los recursos dispuestos en LEO para algunos de los formatos de citación más comunes.

¿Cómo escribir un resumen?

¿Cómo revisar y editar un resumen?

Ningún texto es perfecto en su primera versión. Incluso los autores más consagrados y pulcros pueden tener errores (de puntuación, ortografía, redacción o conexión entre ideas) que solo se advierten al revisar y editar un escrito. Por eso, le recomendamos tener en cuenta las siguientes pautas, que le ayudarán a entregar la mejor versión posible de su texto.

  1. Distánciese un tiempo del texto

Es común que, durante la escritura, el contacto excesivo con el texto que estamos construyendo nos impida percatarnos de ciertos errores o falencias. Por esta razón, es útil dejar reposar el texto durante un tiempo prudente (de varias horas o incluso días), para que luego lo podamos revisar con otra perspectiva y con ojos más críticos, de manera que lo podamos corregir adecuadamente.

  1. Plantee una estrategia de edición acorde con sus necesidades

Como el tiempo siempre será un factor limitante, la eficiencia en nuestros procesos de escritura nos puede ahorrar muchos problemas. Por eso, para el proceso de edición y revisión, puede ser de gran ayuda el identificar nuestras debilidades y fortalezas en la escritura, con el fin de diseñar una estrategia que se amolde a nuestras necesidades. A continuación, le ofrecemos algunas opciones que puede adaptar y modificar según lo requiera:

  1. Mantenga siempre en su navegador de internet los recursos que necesita para la edición. Además del procesador de texto en el que redactará el resumen, es conveniente tener a mano el plan de texto y los recursos que considere más necesarios para agilizar el proceso de edición. Estos dependerán de sus fortalezas y debilidades, pero algunos básicos que siempre resultan útiles para resolver dudas rápidamente son el Diccionario de la lengua española, de la RAE, y el manual de citación que deba usar para el resumen. Recuerde que la plataforma LEO tiene recursos que le ayudarán con múltiples aspectos de gramática, puntuación, ortografía, conexión entre ideas, etc., por lo que es conveniente que tenga abiertos de antemano aquellos que necesite.

  2. Use el buscador del procesador de texto. Procesadores como Word tienen la opción de buscar palabras o combinaciones específicas que nos pueden ayudar si hemos identificado nuestra debilidad. Por ejemplo, si tenemos dificultades con las tildes diacríticas, podemos buscar la palabra con tilde y sin tilde dentro de nuestro documento para estar seguros de que la estamos usando correctamente. De igual modo, si tenemos problemas con el uso de gerundios, podemos buscar las terminaciones “ando”, “iendo” o “yendo” y asegurarnos de que las palabras que las contienen están cumpliendo la función adecuada. También podemos buscar signos de puntuación y verificar que los estamos usando correctamente. De esta manera, podemos enfocar una primera revisión en nuestras debilidades e ir palabra por palabra u oración por oración sin que el proceso sea extenuante.

  3. Lea el texto en voz alta. Si no estamos seguros de algún signo de puntuación o de alguna tilde, la lectura en voz alta nos puede ayudar. Para que esta herramienta sea más efectiva es recomendable exagerar las pausas y los acentos, de manera que estemos seguros de que lo que escribimos representa efectivamente lo que queríamos decir. Puede que esta estrategia no funcione en casos como tildes diacríticas o algunos usos de la coma que no representan una pausa, pero nos puede resolver dudas sobre incisos, oraciones que quedaron fragmentadas por una mala puntuación o tiempos verbales distinguidos mediante tildes (trabajo/trabajó). Así mismo, la lectura en voz alta nos puede ayudar a identificar conexiones faltantes entre ideas o incoherencias dentro de las oraciones.

  4. Compare el texto con el plan de texto. La utilidad del plan de texto no termina con la redacción del resumen. También lo podemos usar en el proceso de edición para verificar que las ideas estén bien conectadas, que ninguna idea importante se haya quedado por fuera, o para revisar que la manera en la que ordenamos el resumen es coherente con el texto fuente. Es en esta parte del proceso en la cual conviene tener un plan de texto nutrido y bien hecho, pues en caso de que nos falte mencionar alguna idea o necesitemos profundizar en el desarrollo de ideas secundarias para reforzar una conexión, el plan de texto nos puede ofrecer esa información de manera efectiva, sin necesidad de tener que volver a leer el texto fuente.

  1. Apóyese en un lector externo

Las estrategias anteriores pueden resultar muy útiles para identificar algunos problemas en nuestro texto, pero hay algo que no hemos considerado hasta este momento: nos estamos revisando y editando a nosotros mismos. Esto puede causar que no tengamos en cuenta algunos detalles porque estamos muy habituados a nuestro propio estilo de escritura, por lo que identificar muletillas o errores de los que nosotros mismos no somos conscientes resulta difícil. Por eso, siempre es recomendable buscar el apoyo de una persona que lea nuestros textos y nos ayude a identificar los elementos que pasamos por alto. Recuerde que la Universidad de los Andes ofrece a los miembros de su comunidad el servicio de tutorías en el Centro de Español, a través de las cuales puede solucionar dudas y revisar sus textos en compañía de un profesional que le ayudará a identificar aquellos detalles de los que tal vez no es consciente.

  1. Relea el texto en su totalidad

Esto le permitirá asegurarse de que el proceso de edición ha sido satisfactorio y de que se siente a gusto con la nueva versión del texto. En caso contrario, repita el proceso de edición y revisión enfocándose en los aspectos que desee modificar. No existe un número determinado de revisiones que le podamos recomendar, pues esto depende de cada persona y de cada texto. No obstante, sí sugerimos hacer el proceso completo al menos una vez. Una sola revisión y una edición pueden mejorar drásticamente un texto, pero si usted dispone de tiempo para realizar un par de relecturas posteriores a la primera revisión, mucho mejor.

Finalmente, le recomendamos tener en cuenta la Guía de autoedición de LEO, que le puede dar más ideas para plantear su estrategia, en caso de que no tenga muy claro por dónde empezar. También le recomendamos tener siempre en cuenta las instrucciones dadas por su profesor o por la persona o institución a la cual le presentará el resumen, para asegurarse de que cumple con los criterios exigidos, así como revisar los criterios de evaluación, en caso de haberlos, para tener la certeza de que su resumen es la mejor versión posible.

¿Cómo revisar y editar un resumen?

Conclusión

A lo largo de este recurso se ha definido lo que es un resumen y para qué puede servir en la vida académica y profesional. Así mismo, se han presentado diversas estrategias y herramientas para escribir un resumen acertado. Estas recomendaciones giran en torno a la secuencia leer-planear-escribir-editar. Es importante recordar que esta secuencia no es lineal, sino cíclica: el último paso de la edición es leer el texto, lo cual puede llevar a nuevas rondas de planeación, escritura y reedición. Por esta razón, para que la secuencia sea cada vez más efectiva, necesitamos una habilidad transversal a todo el proceso: la reflexión. La secuencia leer-planear-escribir-editar no es mecánica: es reflexiva. Esto significa que debemos ser conscientes de lo que estamos haciendo en cada momento del proceso, aprender de nuestros errores para corregirlos eficientemente y reconocer nuestras fortalezas para seguir construyendo sobre esa base.

Conclusión

Referencias

Aristizábal, D. (2017). “Supermercados made in”. Conexiones, consumo y apropiaciones. Estados Unidos y Colombia (siglo XX). Historia Crítica, 65, 139-159. doi: https://doi.org/10.7440/histcrit65.2017.07

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Bibliografía


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Bibliografía
Centro de Español Uniandes | Conecta-TE, Centro de Innovación en Tecnología y Educación
Universidad de los Andes | Vigilada Mineducación
Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964.
Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia.

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