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Recurso elaborado por Alejandra Ramírez Becerra
¿Cuántas veces hemos escuchado a alguien decir cosas como “Tienes que darte cuenta de que cometiste un error” e inmediatamente pensamos que esa persona no sabe hablar? Más aún, nuestro pensamiento frente a la expresión de que suele ser generalizado: “decir de que suena muy feo”, y entonces resultamos cometiendo errores gramaticales en los que afirmamos que lo correcto es decir “Tengo que darme cuenta que cometí un error”. Sin notarlo, aquí caímos en el llamado queísmo. Esta es una guía que quiere mostrar y enseñar a evitar los casos más usuales de queísmo y dequeísmo, de forma tal que usemos el de que y el que de manera apropiada, y no porque hay una percepción de gusto o disgusto frente a cómo suena.
Según la RAE, es la supresión indebida de una preposición antes de la conjunción que, cuando la preposición es exigida por alguna palabra del enunciado. Es decir, incurrimos en queísmos cuando eliminamos preposiciones como de, a o en que necesariamente deben estar dentro de la formulación. Miremos los casos más usuales en los que el queísmo se presenta:
No hay una regla establecida que nos permita identificar cuáles sustantivos exigen una preposición antes del que, por lo que tendremos que apelar a nuestra memoria para recordar en qué casos la preposición es demandada:
En este caso decimos que había una noticia (ellos se comieron los perros calientes) y decimos de esta noticia que nunca llegó. Sabemos entonces que noticia es un sustantivo que exige de la preposición de. Pero como solemos pensar que la expresión “de que” es incorrecta, el queísmo nos lleva a eliminar la preposición “de”:
En este caso, eliminando la preposición, decimos que la noticia no llegó porque se la comieron los perros. Este error altera por completo el sentido de la oración.
Otros ejemplos comunes en los que solemos caer en queísmo son:
En este caso, la expresión correcta e inalterable es a pesar de que, no a pesar que. Asimismo, debemos fijarnos en que la palabra sensación es uno de los sustantivos que exigen de la preposición de.
Al igual que los sustantivos, tampoco hay una regla que nos permita identificar cuáles adjetivos exigen una preposición antes del que. Por ello, lo más sencillo es tratar de recordar cuáles son aquellos que tienen esta característica: convencido y condenado son unos de los casos más usuales.
Otros adjetivos que exigen la preposición de son: ansioso, asombrado, ávido, capaz, celoso, contento, culpable, deseoso, diferente, difícil, digno, distinto, imposible, satisfecho, orgulloso, partidario, pendiente, preocupado, proveniente, rápido, representativo, seguro, separado.
Otros adjetivos que exigen la preposición a son: acostumbrado, adicto, aficionado, alérgico, atento, atribuible, condenado, decidido, equivalente, fiel, insensible, propenso, propicio, relativo, reticente.
Los verbos intransitivos son aquellos que no tienen un complemento directo pues por sí mismos dan sentido a la oración. Por ejemplo: vivir, jugar, nadar, dormir, hablar.
Por otro lado, los verbos pronominales son aquellos que distinguimos porque siempre los encontramos en el diccionario con la terminación –se. Por ejemplo: alegrarse, acordarse, arrepentirse, olvidarse.
Algunos de estos verbos pueden tener un complemento, el cual se conoce como objeto prepositivo y, como es de esperarse, a un objeto prepositivo no se le puede quitar la preposición:
Otros verbos que exigen esta preposición –tanto intransitivos como pronominales– son: acordarse, acusar, asombrarse, avergonzarse, cansarse, cesar, cuidar, darse cuenta, dejar, despedirse, dudar, enamorarse, enterarse, hartarse, maravillarse, pasar, preocuparse, quejarse, tener ganas, tratar. En todos estos casos, la preposición de debe ir después del verbo y antes del que.
Según la RAE, es el uso indebido de la preposición de delante de la conjunción que cuando la preposición no es exigida, es decir, cuando de no se usa correctamente. Miremos los casos más usuales en los que el dequeísmo se presenta:
Las locuciones son un conjunto de palabras que funcionan como si fuesen una sola. Este conjunto no debe ser alterado de ninguna forma, pues son expresiones que han sido aceptadas de manera excepcional dada su particularidad. En este caso, tal como su nombre lo dice, este conjunto de palabras funciona como una conjunción, es decir, como un elemento que une palabras.
Las locuciones conjuntivas más usuales en las que se comente dequeísmo son:
Las subordinadas son aquellas oraciones secundarias que dependen estructuralmente de una oración principal, para tener sentido. Usualmente, estas oraciones se introducen con que. Los casos más comunes del dequeísmo se presentan así:
Nunca se debe utilizar la preposición de cuando la oración subordinada está precedida por verbos de «pensamiento» (pensar, opinar, creer, considerar), de «habla» (decir, comunicar,exponer), de «temor» (temer) y de «percepción» (ver, oír, escuchar, sentir).
Nunca se debe utilizar la preposición de cuando la oración subordinada está funcionando como el sujeto de la oración, pues las normas de la sintaxis no permiten ninguna preposición antes de un sujeto.
Como procedimiento para determinar si la preposición es necesaria, se puede construir el enunciado en forma interrogativa. La preposición será necesaria si aparece dentro de la pregunta. Por ejemplo:
En estos casos, la preposición es usada correctamente pues la forma interrogativa del enunciado tiene en su misma formulación la preposición de.
Pero, si pensamos en otros enunciados, la forma interrogativa correcta de estos no requiere de la preposición:
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