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Recurso elaborado por Daniela Castaño Forero, Manu Forero y José Pérez
Puede que en ocasiones usted haya leído un texto y haya tenido la impresión de que parece más una lluvia de ideas que un texto bien desarrollado. Parte del problema es que este texto puede no tener un hilo conductor. El hilo conductor le da sentido y cohesión a un discurso o un texto a nivel global, por lo que lo ideal es revisar que esté allí cuando ya se tenga una primera versión del texto. Un buen hilo conductor requiere una buena estructura de texto como base. Se recomienda revisar el recurso de Formato de planeación de textos como paso previo para garantizar una comprensión sobre la estructura.
El objetivo del hilo conductor, como su nombre lo indica, es asegurar conexiones fluidas entre las distintas secciones del texto. Un buen hilo conductor es como un marinero que puede estar navegando un mar complicado pero logra anticipar los cambios de velocidad y dirección y hacerlos de manera suave. Por otro lado, un texto sin buen hilo conductor es como un conductor de bus que no sabe para dónde va, cambia de carril y frena sin aviso de manera brusca. Estos cambios bruscos dificultan que el lector mantenga su atención.
Finalmente el hilo conductor es un elemento transversal para mantener la cohesión de su texto, que empieza a tenerse en cuenta desde la planeación del texto hasta la revisión final del mismo. Dado que el hilo conductor asegura la coherencia y la fluidez a nivel global, es más fácil empezar teniendo los siguientes insumos: para la coherencia, un plan de texto; para la fluidez, un primer borrador con la introducción, desarrollo y conclusiones.
En este primer paso usted ideará el tema, el propósito y la estructura del texto, que deberá desarrollar posteriormente en una serie de párrafos que guarden relación entre ellos y que le permitan al lector entender cuál es su posición frente al tema escogido, así como cuáles son los argumentos que apoyan esa posición. Recuerde que esta posición debe ser sistemática a lo largo del texto. El hilo conductor hila de manera lógica las secciones por lo que aquí ayuda, al leer la estructura, pensar cómo va a conectar las partes entre ellas.
Planear la estructura de la introducción en detalle ayuda a articular y presentar al lector una visión general de lo que encontrará durante su lectura. La introducción debe incluir el tema de su texto, el propósito o justificación, su tesis o pregunta y una breve explicación de lo que el lector conocerá en los párrafos restantes.
Una vez que tiene el texto escrito, reléalo teniendo en cuenta la lógica entre las secciones, y cómo se relacionan o no con la tesis que formuló en la introducción. Asimismo, debe saber que, si bien los conectores lógicos son una estrategia para conectar las ideas y/o mostrar la relación entre ellas, no son el único recurso para mantener la fluidez o lógica entre párrafos. Hay otras alternativas igualmente efectivas a las que puede recurrir:
Ejemplo:
[Última oración párrafo 1] Entre los medios sociales y las redes de información hay tanta charlatanería que un usuario desprevenido no es capaz de distinguir entre lo serio y lo engañoso.
[Primera oración párrafo 2] Sócrates y Platón, en su tiempo, criticaban a los sofistas precisamente porque trataban de confundir con una retórica engañosa que, en lugar de buscar la verdad y el bien común, solo iban por el lucro propio. (Revista Hipótesis, 2016, p. 3)
Ejemplo: Hay, pues, en la base del conocimiento infantil del fuego, una interferencia de lo natural con lo social, en la cual, lo social es casi siempre dominante. Todo esto puede verse mejor si se compara el pinchazo y la quemadura. Tanto uno como otro dan lugar a reflejos. ¿Por qué las cosas puntiagudas no son, al igual que el fuego, objeto de respeto y de temor? (Bachelard, 1966, p. 22)
Ejemplo:
[Última oración párrafo x]…En palabras de John Wheeler, físico teórico famoso por sus trabajos en agujeros negros, “el espacio le dice a la materia cómo moverse; la materia le dice al espacio cómo curvarse”.
[Última oración párrafo y] Este nuevo concepto de indistinguibilidad entre gravedad y geometría, sintetizado en la llamada teoría de la relatividad general, sorprendentemente explica a la perfección el movimiento de Mercurio (figura 1) y da cuenta de las anomalías que no podían ser explicadas por la teoría newtoniana. (Revista Hipótesis, 2016, p. 89)
El hilo conductor no se reconoce concretamente en una parte específica del texto; se reconoce después de haber terminado el texto o al haber recorrido una cierta extensión del mismo. Es recomendable revisar el texto al final de su escritura (o durante la misma) para evaluar si sí funcionó lo que se planteó en el plan de texto. Piense en el hilo de un tejido, que conecta con distintas partes del tejido, sin nudos ni huecos y le da solidez global al tejido. En el caso de la escritura, la construcción del hilo conductor le permitirá mantener la atención del lector, darle fuerza a la narración y fluidez al texto. En una primera lectura del texto debe asegurar que su escrito es un reflejo de lo que planteó en el plan de texto e introducción. En este punto puede ayudar leer en voz alta; si tiene problemas en la transición entre dos frases, seguramente hay elementos para mejorar desde la perspectiva de la fluidez.
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