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Recurso elaborado por Christian Robles Báez
Si bien la argumentación es un proceso transversal a las diferentes áreas del conocimiento, existen algunas particularidades de las Ciencias Sociales, y específicamente de la Historia, que se deben tener en cuenta a la hora de escribir un texto de este tipo. Esta guía tiene como objetivo explicar esos aspectos puntuales sobre los cuales el estudiante que esté tomando un curso de Historia debe prestar especial atención. El recurso está pensado para un público amplio, no necesariamente especializado ni con conocimientos profundos sobre la disciplina.
Tema: una de las primeras cuestiones que debe resolver antes de empezar a escribir es la delimitación del tema. En Historia hay dos elementos claves que se deben tener en cuenta para esto: el tiempo y el espacio. Asegúrese de que el tema que va a abordar esté acotado en ambas variables.
Ejemplo correcto: la televisión en Colombia (espacio) durante la década de 1960 (tiempo)
Ejemplo errado: la historia de la televisión
Tesis: debe ser una idea debatible y sobre la cual se pueda presentar evidencia. Además, debe ser más específica que el tema planteado anteriormente.
Ejemplo correcto: durante la década de 1960, la televisión en Colombia fue usada para favorecer el programa político del Frente Nacional.
Ejemplo errado: la llegada de la televisión a Colombia fue mala para la sociedad.
Estructura: es conveniente que desde la introducción el lector sepa cómo está organizado el texto y qué argumentos va a usar para defender su tesis. No se trata de hacer un desarrollo de estos, sino solamente de enunciarlos.
Evidencias: es necesario que los argumentos que está desarrollando para sustentar su tesis se basen en evidencias sólidas y confiables. Lo ideal para esto es utilizar fuentes primarias. Estos son documentos o archivos que fueron escritos o elaborados en la misma época sobre la cual se está hablando. Ahora bien, normalmente no es fácil acceder a este tipo de fuentes, por lo cual es válido utilizar fuentes secundarias. Estos últimos son trabajos publicados por autores que tuvieron una aproximación previa a los documentos de la época y elaboraron un análisis alrededor de estos. Básicamente, son libros o artículos que ya han hablado del tema que usted está tratando. La gran mayoría de textos de Historia hace uso de ambos tipos de fuentes. No tiene que ser siempre así, pero sí es indispensable usar algún tipo de bibliografía para sustentar la veracidad de las evidencias que se están planteando y brindar así confiabilidad y credibilidad en lo que usted está escribiendo.
Contexto: es importante tener en cuenta que los acontecimientos o procesos históricos que usted está estudiando no ocurrieron en el vacío ni por entera casualidad. En Historia es esencial saber inscribirlos, al igual que las mismas evidencias, dentro un contexto más amplio. Para poner un ejemplo diferente: si usted está analizando el “descubrimiento” de América, ocurrido en 1492, debe examinar qué estaba pasando en España (o incluso en Europa) en esa época para que pudiera llevarse una expedición de ese tipo. Valdría la pena pensar entonces que hubo una tecnología, unos recursos disponibles, una disposición política por parte de la Corona, un apoyo por parte de la Iglesia católica, incluso una geografía que hizo posible este acontecimiento. De nuevo, el uso de fuentes para sustentar y desarrollar estos puntos es clave.
En un ensayo corto (3 a 5 páginas), lo ideal sería escoger entre dos y tres argumentos que fueran útiles para sustentar la tesis y explicarlos y analizarlos en función de su contexto.
En esta parte se espera que el escritor retome la tesis planteada en el comienzo y muestre que efectivamente fue capaz de defenderla. Es útil enunciar las ideas principales que usted usó para sostener su tesis, pero no se trata de explicarlas nuevamente. A veces puede ser aconsejable incluir en este punto alguna reflexión propia sobre el tema que se abordó, aunque es opcional.
En sintonía con lo anterior, no es recomendable que comience su ensayo con frases como “a lo largo de la historia de la humanidad…”,” desde el principio de los tiempos…”, “la ciencia siempre ha sido…”, “los seres humanos siempre han sido…”, etc. Esto no solamente hace que su argumentación sea débil, sino que deja la impresión de que no se tiene claridad sobre el tema puntual que va a abordar en su escrito.
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