© - Derechos Reservados Universidad de los Andes
El texto filosófico por excelencia es un texto argumentativo, pero los textos argumentativos no son específicos de la disciplina filosófica. Así, aunque ya existen guías que usted puede consultar para la preparación y escritura de textos argumentativos, este recurso le permitirá comprender algunas particularidades del texto filosófico.
Si el texto argumentativo tiene el objetivo de apoyar y argumentar una tesis, el texto filosófico tiene además el objetivo de defender una tesis. Más allá de mostrar o defender la conclusión y los pasos que llevan a ella, o de exponer las ideas de otros sobre un problema filosófico, el autor de un texto filosófico debe demostrar y explicar la solución y respuesta correctas a una pregunta y un problema dados. Esto no quiere decir que el texto filosófico busque demostrar la verdad en términos generales y absolutos, más allá de cualquier discusión. Más bien, significa que la posición planteada es la mejor, la única posible, o la más confiable, dados un problema y un conjunto de conceptos situados en un contexto particular.
Además de la estructura básica de un texto argumentativo (introducción, desarrollo de argumentos y conclusión o cierre), el texto filosófico tiene características específicas en cada uno de los componentes de su estructura.
Un texto filosófico discute y da tratamiento a un problema filosófico, el cual debe ser delimitado y explicado antes de ser solucionado. Lo más recomendable es plantear el problema filosófico en la introducción. Hay muchas maneras de motivar y presentar un problema filosófico: citas, explicación de citas, ejemplos o contraste de posturas a propósito de un mismo asunto. En ocasiones, el problema filosófico le será dado por el profesor; por ejemplo, cuando a usted se le pide que evalúe una postura o que defienda una posición.
Ahora bien, cualquiera que sea el método de presentación del problema, el significado de los conceptos involucrados debe ser claro. El problema de la libertad o libre albedrío queda explicado y motivado una vez se explicita qué se entiende por actuar libremente o a la luz de qué autor se entiende el concepto de libertad. En otras palabras, la motivación exitosa de un problema filosófico requiere tener claridad, por parte del lector y del autor, acerca del significado de los términos que usamos para aclarar el fenómeno problemático.
Es importante tener en cuenta que, en el orden de la escritura del texto, no necesariamente es la introducción aquello que se escribe primero. Es recomendable comenzar por los argumentos (ver más abajo) y luego escribir la introducción una vez usted tenga claro a qué problema se enfrentan sus argumentos y qué respuesta proponen. Sin embargo, en el caso de textos cortos (3-5 páginas) usted puede iniciar con la introducción, delineando en términos generales cuál será el propósito de su texto y su estrategia argumentativa.
Además de motivar el problema filosófico, la introducción debe contener la tesis del autor. Para formular la tesis de un texto filosófico, tenga en cuenta los siguientes puntos:
Los textos filosóficos requieren un número limitado de palabras. Por eso, es importante que usted planee y delimite el número de sus argumentos. Por lo general, entre dos y cuatro argumentos son suficientes para sentar una posición, justificarla y demostrar por qué es la mejor solución al problema. Si quiere escribir un buen texto filosófico, siga estas dos recomendaciones:
Si la tesis o conclusión de mi texto es que el empirismo es verdadero, conviene identificar cada una de las premisas que podrían llevarme a esa conclusión. Por ejemplo, dos premisas podrían ser: ‘es imposible que existan ideas innatas’ y ‘si las ideas innatas no existen, nuestro conocimiento depende completamente de nuestra experiencia’. Así, uno podría formular el argumento a favor del empirismo de la siguiente manera:
(1) Si las ideas innatas no existen, todo nuestro conocimiento dependería de nuestra experiencia.
(2) Ahora bien, es imposible que existan ideas innatas.
(3) Se sigue entonces que todo nuestro conocimiento depende de nuestra experiencia y, por tanto, el empirismo es verdadero.
El argumento por sí mismo no es satisfactorio, pues las premisas deben ser explicadas. De este modo, se muestra no solo cómo las premisas llevan a la conclusión, sino también por qué lo hacen. Esto hará que la argumentación sea clara y la conclusión esté sustentada. Una manera de hacer esto en el argumento anterior es explicando la relación que hay entre el concepto de “ideas innatas” y su relación con el origen de nuestro conocimiento; específicamente, si las ideas innatas existen, al menos una parte de nuestro conocimiento sería adquirido antes de cualquier experiencia. La premisa (2) podría explicarse y defenderse a la luz de las razones que ofrece Locke; esas razones deberían mencionarse en defensa de la verdad de la premisa.
Aunque no es una regla general, es útil recurrir a ejemplos para motivar y plantear los argumentos. En este sentido, usted puede comenzar con un ejemplo que confirme o controvierta la tesis inicial y, a partir del análisis del ejemplo, hacer explícitos los supuestos y premisas que lo sustentan. Si va a recurrir a ejemplos para su argumentación, debe tener en cuenta que estos son útiles y efectivos únicamente cuando exhiben la dimensión del problema filosófico en cuestión.
Usted estará en posición de concluir y de terminar su texto cuando su argumento se haya completado, o cuando se haya mostrado y defendido la verdad de su tesis. En este sentido, es recomendable que usted concluya su texto justo después de las respuestas a las objeciones o contraargumentos. Al igual que otros textos argumentativos, un texto filosófico puede concluirse indicando a modo de recuento los argumentos presentados y cómo estos soportan la tesis. Usted puede recurrir a dos estrategias que harán que su conclusión sea interesante y no una simple repetición de lo que se dice en la introducción. En primer lugar, usted puede decir su tesis en otras palabras. Usted puede hablar con otras palabras de los conceptos que ha desarrollado al apelar a sus definiciones. Por ejemplo, si un texto ha defendido la verdad del escepticismo, la conclusión puede decir que a la luz de los argumentos expuestos no hay razón suficiente para creer que tenemos conocimiento certero e infalible. En segundo lugar, usted puede ir más allá de su tesis. Los argumentos y problemas filosóficos son importantes porque ellos tienen consecuencias. Usted puede concluir su texto recurriendo a las consecuencias que tiene la verdad de su tesis.
Además de estas características de cada una de las secciones, hay aspectos que debe tener en cuenta a lo largo de la escritura de un texto filosófico.
La escritura en filosofía tiende a ser densa y conceptualmente cargada, así como llena de distinciones y sutilezas que le exigen concentración y esfuerzo al lector. En este sentido, pretenda que el lector leyó, pero no comprendió, las lecturas que usted discute en su texto. Así, primero, use siempre su propia voz: no intente sonar sofisticado u oscuro, pues esto no hará su ensayo más interesante o correcto; antes bien, la afectación en la manera de escribir puede dar la impresión de que usted tiene dificultad en explicar los conceptos e ideas relevantes. Segundo, defina todos los términos relevantes para su argumentación y su texto. Obviamente, no tendrá que definir todas y cada una de las palabras que usted usa en su texto. Un ensayo de filosofía no tiene que definir de entrada qué es la filosofía. Aunque un texto sobre metafilosofía (la rama de la filosofía que investiga la naturaleza de la investigación filosófica) probablemente sí tendrá que especificar qué se entiende por ‘filosofía’. Esto apunta a una recomendación general: no hay una lista de palabras que deban aclararse en todos los textos filosóficos. Lo que requiere definición y aclaración viene dado por el texto filosófico y el problema del que este se ocupe. Piense cuáles son los términos que alguien debería entender para estar de acuerdo con su argumento, o cuáles términos son tan particularmente ambiguos que si se confundiera su significado llevaría a una incomprensión del argumento que usted plantea. Finalmente, la revisión y edición del texto ayudará a que este sea más claro. Una vez termine su ensayo, reléalo para asegurarse de que usted ha seguido las dos recomendaciones anteriores. Seguir estos tres consejos le ayudará a explicar y aclarar -incluso a usted mismo- la complejidad y alcance de los conceptos filosóficos en discusión.
Gran parte de un texto filosófico requiere citar o referirse al trabajo de otros filósofos que se han ocupado de los mismos problemas filosóficos. Las citas se usan para:
Cualquiera que sea la finalidad con que se usen las citas, lo cierto es que gran parte del trabajo en filosofía requiere un diálogo que se exhibe en ellas. Ahora bien, a propósito de las citas conviene tener en cuenta estas recomendaciones:
Este recurso pedagógico le pertenece a la Universidad de los Andes y está protegido por derechos de autor. Así mismo, el recurso se encuentra amparado bajo la licencia de Atribución - No comercial - Sin derivar de Creative Commons.
Bajo los términos de esta licencia, se permite descargar este recurso y compartirlo con otras personas, siempre y cuando se reconozca su autoría. No obstante, la licencia impide modificar este material y prohíbe utilizarlo con fines comerciales. Para reconocer la autoría de este recurso le recomendamos citarlo y referenciarlo según las normas del formato que rija su disciplina o su publicación.
Cra 1 Nº 18A- 12
Bogotá, (Colombia)
Código postal: 111711
Tels: +571 3394949
+571 3394999
© - Derechos Reservados Universidad de los Andes