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Lectura de textos filosóficos

Lectura de textos filosóficos

Recurso elaborado por Sergio Ortiz

Este recurso brinda estrategias que ayudan a guiar la lectura de textos filosóficos. Concretamente, ofrece una serie de preguntas que pueden plantearse en diferentes momentos de la lectura y que ayudan a detectar más claramente la información que el texto presenta. En este orden ideas, aquí se exponen pautas para identificar el tema, los conceptos especializados, la tesis y los argumentos de un texto filosófico. También se sugieren formas de evaluar críticamente un escrito de esta clase y de aplicarlo a fines prácticos o personales.

¿Qué es un texto filosófico?

 Antes de empezar, es conveniente tener presente que, por lo general, en un texto filosófico se hacen declaraciones que son sostenidas por medio de argumentos o pruebas de algún tipo. Estas pruebas pueden ser argumentos estrictamente lógicos, pero también pueden ser datos empíricos o ejemplos. Por esto, lo más importante para acercarse a este tipo de textos es, primero, tener claridad sobre el tema que el autor está tratando. Después de haber hecho esto, es posible buscar cuál es la posición del autor y entender sus planteamientos al respecto. Posteriormente, el mejor ejercicio es encontrar los diferentes argumentos que el autor presenta y determinar su calidad. Por último, es posible preguntarse por la aplicación del texto a reflexiones prácticas o personales. Exploremos, a continuación, cada uno de estos pasos.

Tabla de contenido

  1. Determinar el tema del texto
  2. Comprender los términos especializados
  3. Identificar la tesis del texto
  4. Identificar los argumentos del texto
  5. Evaluar críticamente el texto
  6. Aplicar el texto a fines prácticos y personales
  7. Ejemplo
  8. Referencia y bibliografía

1. Determinar el tema del texto

Un mismo texto filosófico puede hablar sobre diferentes asuntos. Por eso, es importante tener una idea del tema central del texto para saber de qué manera comprenderlo adecuadamente. La primera pregunta importante que debe plantearse es, entonces, ¿de qué habla el texto? Una estrategia para responder esta pregunta es tratar de reconocer, dentro del texto, palabras que se repitan con cierta frecuencia, o palabras que se refieran a un mismo campo del conocimiento.

Ejemplos:

  • Si la palabra belleza se repite varias veces, podemos empezar a seguir el texto entendiendo que está tratando acerca del arte, o del tipo de experiencias relacionadas con el disfrute artístico. Si se usan palabras afines como estético, armónico, rítmico, podemos empezar a confirmar esta sospecha.
  • Si se usa repetidamente la palabra verdad, podemos sospechar que el texto contiene alguna tesis acerca de la naturaleza de la verdad o del conocimiento, o también sobre lo que significa hablar con verdad o sin ella.
  • Los términos cognición, percepción, sensación, aprehensión y sentido se refieren a la filosofía de la percepción o a una pregunta por la manera de percibir el entorno a través de los sentidos.
  • Las palabras bueno, malo, ético, correcto, incorrecto, decisión y deliberación se relacionan con la filosofía moral o la ética, ramas que se preguntan, entre otras cosas, por los comportamientos correctos o incorrectos.
  • Términos como libertad, libre albedrío, (in)determinación, (in)condicionalismo y voluntad se refieren a la pregunta sobre si el ser humano es o no libre.

Tenga en cuenta que, en muchos casos, en los textos filosóficos no se encontrarán grupos de términos referidos a un único tema. En dichos casos, es importante establecer una jerarquía de los términos más frecuentes para determinar el tema principal del texto. En este sentido, cada caso es diferente y siempre debe hacerse una evaluación cuidadosa de cuál es la dirección o el tema central que el texto propone.

2. Comprender los términos especializados

La mayoría de los textos filosóficos utiliza palabras de uso cotidiano, pero con sentidos diferentes a los que les damos normalmente en nuestra vida diaria. Por esto, un recurso fundamental cuando se aborda la lectura de un texto filosófico es la consulta de un diccionario especializado de términos filosóficos. En estos diccionarios podemos encontrar tanto la definición filosófica de un término como el uso específico que le dan los autores o tradiciones más reconocidos. Con la ayuda de estas herramientas, siempre es importante preguntarnos: ¿qué significado tiene, en cierto texto, determinada palabra?

Ejemplo:

La palabra conciencia es una palabra muy usada cotidianamente. Usualmente la asociamos a la capacidad de hacer lo correcto, como cuando hablamos de conciencia moral o conciencia ecológica, o como cuando afirmamos tener la conciencia tranquila. Sin embargo, un texto especializado (perteneciente, por ejemplo, al área de la fenomenología) también puede hablar de la conciencia en términos de la experiencia que vincula a un observador y a un objeto observado.

Situaciones similares pueden llegar a ocurrir en el caso de textos que usen palabras como voluntad, libertad, intencionalidad, absoluto, sujeto y trascendental. En muchos casos, el autor explica la manera en que entenderá y usará determinados términos. Ahora bien, para detectar si el autor define su terminología, podemos buscar palabras o expresiones que indiquen explicación dentro del texto, tales como:

  • Esto significa que…
  • Debemos entender que…
  • El sentido de esto es…
  • Esto es…
  • Es decir…
  • Esto se conoce como...

3. Identificar la tesis del texto

Una vez que se ha determinado de qué trata el texto y cuál es el significado de sus términos especializados, es posible buscar los apartados que expresen la tesis del autor.

Las tesis filosóficas constituyen aquello que el autor defenderá y argumentará a lo largo del texto. Normalmente, las tesis se enuncian de forma afirmativa. Es evidente que muchas oraciones en el texto tendrán esta misma forma. En este caso, también debe hacerse un trabajo de evaluar la jerarquía de las oraciones, para entender cuál expresa de forma más directa y fundamental la postura del autor.

Un alto número de trabajos filosóficos aclaran desde el principio cuál es su tesis. Esto lo hacen por medio de marcadores discursivos específicos que aluden al propósito del texto, tales como:

  • El propósito de este ensayo es encontrar...
  • En este texto se pretende mostrar que…
  • Este texto responde a la pregunta…

Sin embargo, en muchos casos también ocurre que los textos filosóficos presentan la tesis al final, cuando ya han hecho la argumentación correspondiente. Por eso, es importante haber identificado el tema del escrito y la dirección que tiene. Así se puede reconocer la tesis más fácilmente.

4. Identificar los argumentos del texto

Una vez que se ha determinado la tesis del texto, podemos buscar los argumentos que el autor usa para sostenerla. La pregunta en este caso es: ¿cuáles son los argumentos que demuestran o defienden la tesis del texto?

Tenga en cuenta que un argumento se compone de una o varias premisas, de las que se infiere una conclusión. A su vez, la conclusión de cada argumento debería contribuir a sustentar la tesis del texto.

En términos generales, los argumentos pueden ser de carácter deductivo (si las premisas llevan necesariamente a la conclusión) o inductivo (si las premisas hacen que la conclusión sea, en algún grado, probable).

Cabe anotar que el orden en el que un autor presenta los elementos de un argumento puede variar. Por un lado, es posible que la conclusión de un argumento se presente antes de las premisas. En estos casos, es útil identificar marcadores discursivos como:

  • Esto es así porque…
  • Esto se debe a que…
  • Esto se ve en que…
  • La evidencia de esto es…

Por otro lado, es posible que un autor elija presentar la conclusión de sus argumentos luego de haber presentado las premisas. Para saber si esto ocurre, conviene rastrear expresiones como:

  • Debido a esto…
  • Esto implica que…
  • Por lo tanto…
  • Entonces…
  • En conclusión…

Como se ve, la estrategia general para identificar argumentos consiste en buscar expresiones que indiquen relaciones de causalidad o de inferencia, es decir, expresiones cuyo significado sea: ‘de esto, se sigue esto otro’ o ‘esto se sigue de esto otro’.

5. Evaluar críticamente el texto

Luego de haber identificado el tema, los términos especializados, la tesis y los argumentos de un trabajo filosófico, como lectores nos encontramos frente a una posibilidad importante: evaluar críticamente el texto leído.

Para esto, lo que debemos hacer es preguntarnos qué tan coherente o sólido es el texto. Esto puede lograrse mediante un análisis de la estructura desarrollada por el autor. Con el fin de llevar a cabo este proceso, le sugerimos tener en cuenta las siguientes preguntas orientadoras:

  • ¿La tesis del autor es clara, debatible y específica?, ¿la tesis es ambigua, imprecisa u obvia?
  • ¿A lo largo del texto el autor usa consistentemente los conceptos especializados o cambia el sentido de las palabras sin previo aviso?
  • ¿Los argumentos sirven para sostener la tesis?, ¿la tesis realmente se sigue de los argumentos?

Para cada argumento:

  • ¿Las premisas permiten inferir la conclusión?
  • ¿Las premisas y la conclusión son verdaderas?
  • ¿La relación lógica que vincula las premisas con la conclusión es correcta?
  • ¿El autor incurre o no en falacias argumentativas?
  • ¿Se hace un correcto uso de evidencias y de fuentes para la argumentación?

También cabe preguntarse:

  • ¿Está usted o no de acuerdo con la tesis defendida por el autor?
  • ¿Cuáles serían las razones que sustentarían su propia postura frente al texto?

6. Aplicar el texto a fines prácticos y personales

Finalmente, una reflexión que siempre es posible hacerse después de comprender un texto filosófico es preguntarnos por sus aplicaciones prácticas o personales.

Primeramente, en cuanto a la utilidad práctica de un texto filosófico, podemos hacernos preguntas como:

  • ¿Puedo dialogar con las ideas del autor que leí para producir un texto propio?
  • ¿De qué formas el texto que leí alimenta las discusiones y reflexiones que acontecen en mis cursos, seminarios o procesos de investigación?
  • ¿El texto que leí me ofrece conceptos, distinciones, ideas o argumentos útiles para abordar o iluminar una problemática actual?

En segundo lugar, podemos hacer una reflexión más personal sobre la base del texto leído. En este sentido, podemos preguntarnos:

  • ¿En qué cambia mi visión del mundo y mi comprensión de mí mismo a partir de lo que leí?

La respuesta a esta última pregunta bien puede ser que el texto sirvió para reafirmar una opinión que ya tenía, o bien que ahora piensa igual al autor del texto, porque se convenció con los argumentos. También es posible terminar con la sensación de que se tienen muchas más preguntas y un nuevo interés por profundizar en ellas con lecturas posteriores (del mismo autor o de otros autores que hablen del mismo tema). En cualquier caso, resulta valioso detenernos siempre a plantearnos cuál es el efecto que deja esta opinión filosófica en nuestra propia vida.

Lo anterior es importante para entender que, cualquiera que sea el tema filosófico o el autor que lo trata, cuando leemos un texto filosófico estamos ante la discusión de problemas que inevitablemente nos conciernen, por el hecho de que somos humanos.

Por eso, no debemos intimidarnos al encontrar, en nuestras lecturas, términos extraños o argumentaciones complejas: al final, detrás de todo esto, siempre se está hablando de un asunto que tiene que ver con nuestra existencia y nuestra realidad como personas.

Luego de haber explorado estas estrategias para abordar textos filosóficos, en el siguiente apartado se aplican dichas pautas a la lectura de un fragmento del texto ¿Qué significa todo esto?, del filósofo Thomas Nagel.

7. Ejemplo

¿Qué significa todo esto?

Thomas Nagel

Alguna gente ha pensado que nunca es posible para nosotros nada diferente de lo que actualmente hacemos, en este sentido absoluto. Ellos reconocen que lo que hacemos depende de nuestras elecciones, decisiones y deseos, y que hacemos diferentes elecciones en diferentes circunstancias: no somos como la tierra rotando sobre su eje con monótona regularidad. Sino que la afirmación es que, en cada caso, las circunstancias que existen antes de que actuemos determinan nuestras acciones y las hacen inevitables. La suma total de la experiencia de una persona, deseos y conocimiento, su constitución hereditaria, las circunstancias sociales y la naturaleza de las elecciones a que se enfrenta, junto con otros factores de los que podríamos no saber mucho, todos se combinan para hacer una acción particular en circunstancias inevitables. Esta creencia es llamada determinismo. La idea no es que podemos conocer todas las leyes del universo y usarlas para predecir lo que sucederá. Primeramente, no podemos conocer todas las complejas circunstancias que afectan la elección humana. En segundo lugar, aun cuando aprendamos algo acerca de las circunstancias e intentemos hacer una predicción, eso es en sí mismo un cambio en las circunstancias, lo cual podría cambiar el resultado predicho. Pero la predictibilidad no es lo que está en juego. La hipótesis es que hay leyes de la naturaleza, como las que gobiernan las leyes del movimiento de los planetas, las cuales gobiernan todo lo que sucede en el mundo, y que, en concordancia con esas leyes, las circunstancias anteriores a una acción determinan lo que sucederá y excluyen cualquier otra posibilidad. (Nagel, 1995)

Luego de haber leído el texto, apliquemos cada uno de los pasos expuestos en las secciones precedentes de este recurso.

Determinar el tema del texto

De entrada, nos encontramos con un grupo de palabras relacionadas: elecciones, decisiones y deseos. Las tres son palabras que hablan del comportamiento humano y, en general, de ciertos procesos mentales de las personas. Después encontramos una idea relacionada con estas palabras, según la cual las circunstancias que existen antes de que actuemos determinan nuestras acciones y las hacen inevitables.

Frente a esto, podemos asumir que el texto nos va a hablar acerca de las condiciones que determinan las elecciones y las acciones, y sobre la manera en que estas ocurren. Entonces, es probable que el texto aborde el tema de la acción humana en cuanto a la elección, el libre albedrío y la voluntad.

Comprender los términos especializados 

Más o menos a la mitad del texto encontramos esta declaración: “Esta creencia es llamada determinismo”. En este caso, la palabra determinismo ha sido especificada y definida por el propio autor. Ahora bien, es importante prestar atención a dicha definición, ya que el término determinismo tiene un significado específico, que es importante para comprender el sentido del texto. Para profundizar en la comprensión de este concepto, sería aconsejable buscarlo en un diccionario filosófico, con el fin de apreciar las formas en las que, quizás, otros autores lo han entendido.

Identificar la tesis del texto

 El fragmento seleccionado para este ejemplo es expositivo, es decir que en él se presentan un tema (la acción humana) y un concepto (el determinismo), pero no se defiende argumentativamente una postura en particular. Sin embargo, exploremos cuáles de las oraciones del texto podrían, en otro contexto, asumirse como una tesis. Salta a la vista la siguiente oración: “la hipótesis es que hay leyes de la naturaleza, como las que gobiernan las leyes del movimiento de los planetas, las cuales gobiernan todo lo que sucede en el mundo, y que, en concordancia con esas leyes, las circunstancias anteriores a una acción determinan lo que sucederá y excluyen cualquier otra posibilidad”.

Eventualmente, esta definición del determinismo podría asumirse como una tesis a ser defendida (o atacada) en el marco de una discusión filosófica. Nótese que dicha afirmación cumpliría con las características para ser una tesis. Por un lado, se trata de una afirmación específica, pues indica que la acción humana está determinada por un factor muy concreto: las leyes de la naturaleza. Por otro lado, esta es una afirmación debatible, pues alguien podría argüir la postura contraria, según la cual, pese a pertenecer al mundo natural, los seres humanos son (en algún grado) libres.

Identificar los argumentos del texto

De nuevo, en virtud del carácter expositivo del fragmento ejemplificado, no es posible hallar allí argumentos. No obstante, si asumiéramos (para otro contexto) una tesis como la señalada en el numeral anterior, los argumentos del autor deberían estar encaminados a demostrar que, en efecto, la acción humana está inevitablemente determinada por leyes o factores ajenos a la mera voluntad. Para esto, el autor podría aducir pruebas lógicas o empíricas que comprobaran que, en efecto, la tesis determinista es correcta. Adicionalmente, el autor podría contraargumentar, es decir, anticipar los argumentos de la postura opuesta y responder a ellos para demostrar la validez de su tesis.

Evaluar críticamente el texto

La evaluación crítica del fragmento expositivo presentado arriba podría guiarse por preguntas como las siguientes:

  • ¿El fragmento tiene una idea central clara e identificable?
  • ¿El uso de los conceptos especializados es correcto y consistente?
  • ¿El autor desarrolla de forma completa y suficiente una idea en el fragmento?
  • ¿El fragmento denota un diálogo con otras fuentes?

A la luz de estas preguntas podría formularse la siguiente valoración. Por un lado, el fragmento leído sí tiene una idea central clara e identificable. Esta, como ya vimos, se refiere a la presentación del planteamiento central del determinismo. Por otro lado, el fragmento sí evidencia un uso adecuado de términos especializados. Esto puede constatarse mediante la definición que hace el autor de la palabra determinismo. Más aún, podría decirse que (al menos en el fragmento seleccionado) el autor desarrolla de forma robusta el significado y las implicaciones del determinismo. Así, Nagel explica con claridad que el determinismo no se trata de predecir milimétricamente el comportamiento humano ni de entender la infinidad de factores que lo determinan (ya que esto sería imposible). No obstante, cabe admitir que en el apartado leído Nagel no presenta citas o referencias a otras fuentes. Hubiese sido provechoso, por ejemplo, que el autor hubiese mencionado o citado a los principales exponentes del determinismo.

Aplicar el texto a fines prácticos o personales

Aun sin tener el texto completo, podemos preguntarnos: ¿para qué nos puede servir este análisis de la postura determinista? ¿Qué tipo de discusiones pueden sostenerse a partir de esta información? Una respuesta inmediata es que este texto nos ofrece una herramienta conceptual (la idea del determinismo), que puede ser útil para abordar cuestiones del derecho, de la religión o de la ética. Por ejemplo, considerar el determinismo puede iluminar o problematizar nociones como la culpabilidad o la responsabilidad moral. Así, cabría preguntarse si tiene o no sentido juzgar moralmente a las personas si sus acciones están, de antemano, determinadas por factores que no obedecen a su voluntad. Sin embargo, cabría poner en duda las implicaciones legales, sociales y políticas de asumir seriamente la postura determinista: ¿qué ocurriría con los sistemas legales?, ¿qué pasaría con la convivencia cotidiana en ausencia de la noción de responsabilidad moral? Vemos así cómo a partir de un solo concepto (el determinismo) pueden propiciarse múltiples preguntas y discusiones.

8. Referencia

  • Nagel, T. (1995). ¿Qué significa todo esto? Fondo de Cultura Económica.

Bibliografía

  • Descartes, R. (2009). Meditaciones acerca de la filosofía primera: seguidas de las objeciones y respuestas. Universidad Nacional de Colombia.
  • Hoyos, L. (Ed.). (2003). Lecciones de filosofía. Universidad Nacional de Colombia y Universidad Externado de Colombia.
  • Hoyos, L. (Ed.). (2015). Motivos filosóficos: una introducción temática a la filosofía. Universidad Nacional de Colombia y Universidad Externado de Colombia.
  • Mora, F. (2004). Diccionario de filosofía. Ariel.
  • Russell, B. (1986). Los problemas de la filosofía. Labor.
  • Strawson, P. (1997). Análisis y metafísica: una introducción a la filosofía. Paidós.

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